Tiene lugar, en el Instituto José Martí de La Habana Cuba, la clase de Materialismo Dialéctico III. En medio de la clase, el joven Teodomiro Agúndez levanta la mano:
─Señorita institutriz Buitráguez. Yo tengo una pregunta que hacerle.
─Adelante, compañero Agúndez, que para eso estamos los maestros, para despejar las dudas de los educandos. Pregunte usted.
─Yo quiero preguntarle... El marxismo, ¿es una ciencia o una ideología?
La señorita Buitráguez no supo qué responder ante tal pregunta, e increpó de la siguiente manera a su pupilo:
─¡Pero cómo es posible, compañero Agúndez, que me haga usted esa pregunta! ¡Esa pregunta es de Materialismo Dialéctico I, y nosotros estamos en Materialismo Dialéctico III! ¡Me niego enfáticamente a contestarle esa pregunta, cuando usted no ha estudiado lo que debería! ¡Y para que se enseñe a estudiar, hoy se queda usted sin recreo!
─Pero, señorit...
─Nada, nada de reclamos. Estudie usted, que es lo que debería de hacer.
Transcurre la clase hasta la hora del recreo, y suena la campana... ¿Hay campanas en Cuba? Bueno, llega un encargado y le avisa a la maestra:
─Es tiempo del recreo, compañera institutriz Buitráguez.
─Muchas gracias, compañero Borbolla.
Salen todos los niños al recreo, salvo el infortunado Antúnez. La señorita Buitráguez, entre tanto, corre a la dirección y le dice al director:
─Señor director, fíjese que un alumno me ha preguntado si el marxismo es una ciencia o una ideología. ¿Qué yo le digo?
─Espéreme tantito. Vamos a llamarle al Departamento de Educación de La Habana.
Llama el director al Departamento de Educación de La Habana, plantea la situación, y le responden lo siguiente:
─Espéreme tantito. Vamos a llamarle al Departamento Regional de Educación.
Llaman al Departamento Regional de Educación, le plantean la situación, y obtienen la siguiente respuesta:
─Espéreme tantito. Vamos a llamarle al Comité Nacional de Departamentos de Educación de Cuba.
Llaman al Comité Nacional de Departamentos de Educación de Cuba, plantean la situación y obtienen la siguiente respuesta:
─Espéreme tantito. Vamos a llamar al Comité Central de Asuntos Generales de la Nación.
Llaman al Comité Central de Asuntos Generales de la Nación, plantean la situación y obtienen la siguiente respuesta:
─Espéreme tantito. Vamos a llamarle al Órgano Superior de Gobierno.
Llaman al Órgano Superior de Gobierno, plantean la situación y obtienen la siguiente respuesta:
─Espéreme tantito. Vamos a llamarle al compañero Fidel.
Se integra una comisión de representantes para ver al compañero Fidel, y le plantean lo siguiente:
─Compañero Fidel, buenos días. Venimos a preguntarle por un asunto de suma importancia. Nos hacen una pregunta del Instituto José Martí de La Habana, donde un alumno pregunta si el marxismo es una ciencia o una ideología. ¿Qué nosotros les decimos?
─¡¿Pero cómo?! ─se indigna el compañero Fidel─ ¿Cómo me vienen a preguntar eso a mí? ¡Si eso está muy claramente establecido en los documentos que nos hacen una nación libre y socialista!
─Pues sí, sí... está muy claro, pero... ¿Qué es el marxismo? ¿Una ciencia o una ideología?
─Pues es una ideología, chico.
─Muchas gracias, compañero Fidel.
Y va la llamada de regreso con la respuesta: “Es una ideología... Es una ideología... Es una ideología... Es una ideología...”, hasta que llega al Instituto José Martí de La Habana.
─Ah, muchas gracias ─responde el director, quien en seguida se dirige a la institutriz Buitráguez─. Señorita Buitráguez, dígale usted a su alumno que el marxismo es una ideología.
─Muy bien, señor director.
En ese momento, acaba el recreo y suena la campana. Ah... no... llega el encargado:
─Es tiempo, compañera institutriz Buitráguez.
─Muchas gracias, compañero Borbolla.
Regresan los alumnos a clases y la institutriz Buitráguez se dirige a Teodomiro Agúndez.
─Compañero Teodomiro Agúndez. Usted me ha hecho una pregunta antes del recreo, ¿es verdad?
─Es verdad, señorita institutriz Buitráguez.
─Usted me ha preguntado si el marxismo es una ciencia o una ideología, ¿es verdad?
─Es verdad, señorita institutriz Buitráguez.
─Bien. Pues he decidido que le voy a dar una respuesta para su pregunta, porque nosotros los maestros estamos para instruirlos e iluminarlos a ustedes, no para negarles el conocimiento ni para que terminen siendo unos contrarrevolucionarios. De modo, compañero Agúndez, que el marxismo es una ideología.
─Una ideología... Sí, ya me imaginaba yo que era una ideología.
Incrédula, la institutriz Buitráguez exclama:
─¡¿Pero cómo, compañero Agúndez?! ¡¿Pero cómo es posible que usted me salga con que ya se imaginaba que el marxismo era una ideología?! ¡A ver! ¡Explíquese!
─Pues sí, señorita institutriz Buitráguez, porque si hubiera sido una ciencia, primero habrían experimentado con ratoncitos.
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