Dios les
preguntó a los griegos:
—¿Ustedes
quieren un mandamiento?
Los griegos
le preguntaron:
—¿Cuál
sería el mandamiento, Señor?
Dios les
dijo:
—“No
matarás”.
Los griegos
contestaron:
—No,
gracias. Eso interrumpiría nuestras continuas conquistas.
Entonces
Dios les preguntó a los egipcios:
—¿Ustedes
quieren un mandamiento?
Los egipcios
le preguntaron:
—¿Cuál
sería el mandamiento, Señor?
Dios les dijo:
—“No
cometerás adulterio”.
Los egipcios
contestaron:
—No,
gracias. Eso arruinaría nuestros fines de semana.
Dios
entonces les preguntó a los sirios:
—¿Ustedes
quieren un mandamiento?
Los sirios
le preguntaron:
—¿Cuál
sería el mandamiento, Señor?
Dios les
dijo:
—“No
robarás”.
Los sirios
contestaron:
—No,
gracias. Eso arruinaría nuestra economía.
Y así Dios
fue consultando pueblo por pueblo hasta llegar a los judíos, a quienes
preguntó:
—¿Ustedes
quieren un mandamiento?
Y los judíos
le preguntaron:
—¿Cuánto
costaría?
Entonces
Dios les dijo:
—Sería
gratis.
Y los
judíos le respondieron:
—¡Entonces
mándanos diez!
No hay comentarios:
Publicar un comentario