Va un sujeto caminando por la calle, cuando de pronto a su lado pasa un vehículo; de una de las ventanillas del carro se asoma un tipo y le grita al viandante:
-¡Adiós, deforme!
El peatón lo ve fijamente, levanta el brazo izquierdo y palmeándose la axila de ese lado con la mano derecha, responde a su agresor:
-¡Chúpame los huevos!
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