La prueba de ciclismo a contrarreloj en los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92, por razones ajenas a la organización, tuvo que realizarse de noche. El entrenador del contingente gallego da las últimas instrucciones s sus pupilos:
―Miren, hombre... que cuando vean una luz frente a ustedes, seguramente es un vehículo, un coche... así que en cuanto la tengan frente a ustedes, háganse a un lado. ¿Entendido?
―¡Entendido, coach! ―exclaman los ciclistas. Y arranca la competencia.
Al día siguiente en la mañana va todo el contingente gallego a ver al Pacorro, que estaba en el hospital. Había chocado. Furioso, el entrenador le recrimina.
―¡Hombre! ¿Pero qué, no os dije que si veíais una luz en el camino, os hicierais a un lado?
―Sí, coach, eso me quedó muy claro... Lo que pasa es que vi dos, y me fui por en medio.
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