julio 16, 2009

El rey de reyes

Un hombre atribulado llega con agitación al confesionario, donde encentra al padre, quien intenta calmarlo.

—¡Padre, padre!

—Calme, hijo... ten calma y cuéntame qué te mortifica.

—Padre... necesito saber... tuve una visión... dígame... ¿cómo es Dios?

—Bueno, hijo... la pregunta que me haces es... bueno, no es sencilla. Verás... Dios... Dios no es bueno... Dios no es malo; Dios no es hombre... Dios no es mujer; Dios no es negro... Dios no es blanco; Dios no es joven... Dios no es viejo...

—¡No..., padre! ¡Usted me está hablando de Michael Jackson!

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