Llega al hospital una anciana con un bebé en brazos y pasa con el doctor.
—Dígame, señora, ¿qué le ocurre?
—Pues verá, doctor, no sé qué le pasa a la criaturita que está muy flaca, muy desnutrida.
—A ver, señora, permítame revisarla. Haga favor de quitarse la blusa.
La viejita obedece y el doctor comienza a hacerle una exploración mamaria. Al cabo de unos instantes, le dice:
—No, señora... pero si usted no tiene nada de leche, no tiene cómo alimentar al niño, ¿cómo quiere que no esté así de flaco?
—No, doctor... es que yo soy la abuelita...
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