Pablo Picasso tenía un discípulo al que no le gustaba el cubismo. Interrogado por el maestro al respecto, el aprendiz argumenta:
―Pues verá, maestro, es que yo creo que el arte debe retratar las cosas como son. En ello consiste la destreza, el desarrollo de la técnica. En imitar la realidad, la naturaleza. Y lo que usted pinta está muy lejos de asemejarse a la realidad. La fotografía, por ejemplo, retrata a la realidad tal cual es. Por ejemplo, mire ―dice el discípulo al tiempo que saca de su cartera una foto de su novia―: ésta es una foto de mi novia, y así es ella, exactamente.
Picasso toma la foto y la examina. Entonces pregunta:
―¿Exactamente así es tu novia?
―Sí. Exactamente así.
―Ah. Pues que chiquita y qué plana...
Pablo Picasso vió a un ladrón salir de su estudio con una de sus obras bajo el brazo. En vez de enfentar al malhechos, Picasso se fijó muy bien en él y más tarde reportó el robo a la policia. Un oficial le pidió al artista que hiciera un boceto del sospechoso. así lo hizo. Basándose en el boceto, la policía arrestó a una madre superiora, al ministro de finanzas, a un lavarropas y a la Torre Eiffel.
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