octubre 09, 2009

Contrabando

Una pareja va a viajar a Estados Unidos, y quiere llevarse también a su mascota, que es un zorrillo, pero no está autorizado en la aduana, y discuten de la siguiente manera:
—Mira, vieja, pos’ mételo en una maleta y ya estuvo.
—¿En una maleta? ¡Pero cómo se te ocurre! Va a dejar la ropa toda maloliente y además mordisqueada... No, no, no... ahí no...
—Bueno, pues en el maletín, entonces.
—¿Pero cómo que en el maletín? Se va a asfixiar el animal, si apenas cabe nada ahí, y además el viaje es muy largo, ¿qué crees que va a comer? No, ahí no.
—Bueno... pues entonces ahí entre las bolsas que llevamos sueltas.
—¡Menos! Ahí se va a asomar y va a dar una lata y una movedera que todos se van a dar cuenta... No, ¿cómo se te ocurre?
—Mira, vieja... pues entonces no va a quedar de otra, y te vas a tener que esconder al zorrillo entre tus faldas.
—Pero ahora sí que te volviste loco... ¿Cómo crees que lo voy a esconder ahí? ¡Si está muy cochino y muy apestoso!
—¡Ah, pues que se aguante el animal!

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