A petición del público:
Iba el Calacas en su Caribe '86 color azul cielo condiciendo en Transilvania, cuando le cae la noche y se ve perdido en un bosque en las afueras de la ciudad. Sigue conduciendo, perdido, cuando se le poncha una llanta y se baja a revisarla. Luego de emitir el diagnóstico sobre el neumático, va por la refacción y la llave de cruz para cambiarla. Cambiándola está cuando sobre su espalda, iluminada por un claro de luna, se proyecta la sombra del conde Drácula. El Calacas advierte la presencia y de inmediato voltea. Su rostro se ha puesto pálido. El aparecido se presenta:
—Yo soy...Drácula...
Sin saber qué hacer, el Calacas voltea hacia todos lados instintiivamente, cuando se da cuenta de que en su mano derecha tiene la llave de cruz. En ese momento la alza y se la enseña a Drácula. Drácula suelta una risotada:
—¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¿Y tú crees, ingenuo mortal, que yo, ¡el conde Drácula!, le tengo miedo a la cruz...?
—¿Ah, no? —pregunta irónico el Calacas... en ese momento se lanza sobre Drácula y lo agarra a chingadazos con la herramienta, diciendo: —¡Pues toma, y toma, y toma, y toma...! ¡A ver si le vas teniendo miedo!