junio 25, 2009

¡Un chiste de paraguayos!

Llega un paraguayo a la casa de una señora y toca la puerta. Abre la señora.
—Sí, dígame, caballero.
—Mire, señora... Verá. Yo soy paraguayo y he venido a ver a su hija para hacerle el amor.
—¡¿Para qué?!
—Paraguayo...

El vagabundo

Llega el marido a su casa y encuentra a su mujer haciendo el amor con otro hombre. Estalla en cólera:
—¡Catalina, ¿pero qué es esto?! ¿Cómo te atreves a mancillar mi honor? ¡Te voy a...!—Momento, Teodomiro, momento... Te voy a explicar. Mira, resulta que llegó este pobre hombre, mugroso y en harapos a la casa, y me dijo en tono suplicante: “Señora, ¿no tendrá un pan que me regale para comer?”. Entonces yo, compadecida, le di la cena que anoche no te comiste. Luego me dijo: “Señora, tengo frío, ¿no tendrá de casualidad una prenda vieja que me cubra del frío?”. Entonces yo le di el suéter que te regaló mi madre hace dos años y que nunca te has puesto. Le vi los zapatos, todos rotos, y le di los zapatos Stanford que nunca usas. Luego le pregunté que si no quería bañarse, y me dijo que sí; entonces lo hice bañarse con los jabones que te di en nuestro aniversario y que ni siquiera has desenvuelto. Y al salir, lo vestí con el traje gris Oxford que trajiste de Italia y que tienes arrumbado en el armario. Fue entonces cuando el pobre hombre me preguntó: “Disculpe, señora, ¿y no habrá alguna otra cosa que su marido ya no use...?”.

Migración

El hijo gallego le dice a su madre:
—Madre, me voy de la casa.
—Hijo, pero ¿por qué?
—Me voy a trabajar a Santiago.
—¿De qué?
—De Compostela.

Empleos

Un tipo le pide ayuda a su compadre:
—Oiga, compadre, necesito un favor. Mire, mi hijo no quiere seguir estudiando, está todo el día de vago, y necesito que le consiga usted un empleo para que aprenda que la vida es difícil.
—Pues bueno, vamos a ver qué se puede hacer.
A los dos días, le habla el compadre:
—¡Compadre, ya le conseguí un empleo a su hijo! Es de asistente de un diputado, 60,000 pesos al mes, tres días a la semana...
—No, compadre, no... Yo quiero un empleo medio pinche, que se las vea negras mi hijo, que aprenda lo dura que está la cosa...
—Bueno, compadre, pues déjeme ver qué encuentro.
Dos días después le vuelve a hablar:
—A ver compadre, parea su hijo. Le encontré una chamba en la presidencia municipal, de asistente de un secretario, 35,000 pesos, de ocho a tres, su oficina...
—No, compadre... yo quiero que mi hijo aprenda, que vea que está cabrón... quiero que le consiga un empleo en donde lo exploten todo el día y gane como 6,000 pesos para que la vaya ahí medio llevando...—Íjole, compadre... ahora sí me la pone difícil... Es que para puestos como ésos necesita tener maestría o mínimo licenciatura...

Disney World

¿Cuál es el verdadero nombre de Tribilín?
Bilín-Bilín-Bilín.

Just married

Antonieta le dice a Gumaro:
—Mira, Gumaro... te lo voy a decir de una vez. Si llegas en la noche y me ves con el cabello agarrado, quiero que me hagas el amor dulcemente. Si me ves con el cabello suelto, es que quiero que me hagas el amor salvajemente. Y si estoy acostada, con los ojos cerrados, es que no quiero que me despiertes.
A lo cual Gumaro replica:
—Pues mira, si cuando llegas en la noche me ves en el sillón con una cerveza, te voy a hacer el amor dulcemente. Si me ves con seis cervezas, te voy a hacer el amor salvajemente. Y si me ves con más de seis cervezas y una botellas de tequila, no me va a importar cómo estés peinada.

Enanitos

Van los siete enanitos en procesión porque tienen audiencia con el papa. Van en hilera hasta que llegan al Vaticano. Ya en la antesala de las oficinas del papa, un obispo les atiende, y les dice que sólo uno de ellos puede pasar con Su Santidad.
—¿A quién mandamos ?¿A quién mandamos? —Se preguntan los enanitos.
—¡Pues a Tintín! —dice Perezoso, y todos están de acuerdo.
Pasa entonces Tontín con el papa, y los demás se quedan detrás de la puerta, escuchando. Tontín, ante el papa, le pregunta:
—Disculpe, Su Santidad... ¿hay monjas enanas?
—¿Monjas enanas? No, Tontín; no hay monjas enanas.
—Oh...
Entonces los otros seis enanitos se empiezan a morir de risa:
—¡Ja ja ja ja ja ja ja! ¡Tontín se cogió a un pingüino! ¡Ja ja ja ja ja ja!

In the jungle, the quiet jungle...

Va corriendo el conejo por la selva y en su camino se encuentra a la jirafa echándose un carrujo de mota. Entonces se dirige a ella de esta manera:
—¡Jirafa, deja esa mariguana y vente a correr conmigo!
La jirafa, convencida, deja el cigarro y corre detrás del conejo. Al poco tiempo se encuentran al chango inyectándose heroína. El conejo le dice:
—¡Chango, deja esa heroína y vente a correr con nosotros!
Convencido, el chango tira la jeringa y se pone a correr con el conejo y la jirafa. Al poco, se encuentran al tigre con unas tachas. El conejo le dice:
—¡Tigre, deja esas tachas y vente a correr con nosotros!
El tigre, convencido, los sigue. Al poco se encuentran al rinoceronte consumiendo LSD. El conejo le dice:
—¡Rinoceronte, deja ese ácido y vente a correr con nosotros!
El rinoceronte le hace caso y sigue al resto de los animales. Al poco se encuentran al jaguar consumiendo hongos. El conejo le dice:
—¡Jaguar, deja esos hongos y vente a correr con nosotros!
El jaguar se ve convencido y se va corriendo con toda la caravana de animales. Al poco tiempo se encuentran al cocodrilo aspirando cocaína. El conejo le dice:
—¡Cocodrilo, deja esa cocaína y vente a correr con nosotros!
El cocodrilo les hace caso y va detrás de ellos. Entonces se topan con el león, que está chemeándose. El conejo le dice:
—¡León, deja ese cemento y vente a correr con nosotros!
Entonces el león agarra al conejo con una de sus zarpas, lo araña, lo azota contre el suelo, lo golpea con un árbol, lo muerde... total que lo deja tumefacto y semi inconsciente. La jirafa, entonces, le reclama al león:
—¡León, ¿qué te pasa?! ¡No ves que el conejo se preocupa por nuestra salud!
—Pinche conejo —dice el león—, se mete éxtasis y nos pone a correr a todos...

My kingdom for a horse! II

Llega un caballo en la cantina, y se acerca a la barra ante la mirada atónita de todos. Llama al cantinero y le dice:
—Cantinero, déme una cerveza por favor.
El cantinero, asombrado, se la sirve. El caballo se la bebe, y dice:
—Muchas gracias. ¿Me sirve otra, por favor?
El cantinero se la sirve. El caballo bebe, y dice.
—Muchas gracias —y se va.
Los parroquianos, que habían guardado absoluto silencio, comienzan a hablar. Uno le dice a otro:
—Oiga, compadre... ¿vio eso?
—¡Sí, compadre! ¡Se fue sin pagar!

junio 04, 2009

Capitalismo vs. Socialismo

¿Cuál es la diferencia entre el capitalismo y el socialismo?
En el capitalismo el hombre explota al hombre. Y en el socialismo es al revés.

Sana, sana...

Llega un hombre al doctor con una rana en la cabeza. Entonces el doctor le pregunta:
-Caballero, ¿en qué puedo ayudarle?
Entonces, la rana contesta:
-¡No, doctor! ¡Si la del problema soy yo! ¿No ve que tengo almo-hombres?

junio 01, 2009

Preguntas y respuestas

La maestra le pregunta a Pepito en la clase de matemáticas:
—A ver, Pepito, dime: Si en un cable de luz hay diez pájaros, yo disparo un escopetazo y mato a tres, ¿cuántos quedan en el cable?
—Ninguno, maestra.
—Pero, ¿cómo que ninguno, Pepito? Si hay diez pájaros y de un disparo mato a tres, quedan siete. ¿Por qué dices que no queda ninguno?
—Porque los demás se espantan y salen volando.
—No, Pepito. Quedan siete. La respuesta es siete. Pero me gusta tu modo de pensar.
Termina la clase y al final del día Pepito se acerca a la maestra:
—Maestra, maestra... ¿puedo hacerle una pregunta?
—A ver, Pepito... dime.
—Si en la calle van tres mujeres, cada una con una paleta helada, una la va lamiendo, otra la va mordiendo y otra la va chupando, ¿cuál es la casada?
—Ay, Pepito... no sé... la que la va chupando.
—No, maestra. La casada es la que lleva el anillo. Pero me gusta su modo de pensar.

Los hombres del maíz

Un hombre llevaba 16 años internado en un manicomio porque se creía un grano de maíz. Luego de numerosas terapias, varias de ellas experimentales, el hombre parece sanar y tiene una última entrevista con el director del manicomio, para verificar su estado de salud mental.
—Veamos, señor Teodomiro Agúndez. ¿Qué es usted?
—Yo soy un hombre, doctor.
—¿No es usted un grano de maíz?
—No, doctor, para nada... No sé cómo llegué a creer eso.
—Ya ve. Los caminos de la locura son infinitos. Pero de cualquier modo, nos alegra que usted se haya recuperado gracias a nuestros tratamientos. Tenga usted su carta de liberación. Puede reincorporarse a la sociedad.
Agúndez va a su cuarto, hace sus maletas, le hacen una breve fiesta de despedida y sale a la calle. No pasa treinta segundos fuera del manicomio, cuando regresa.
—¡La puerta, la puerta! ¡Por favor, por el amor de Dioz, ábranme la puerta! ¡Una gallina, una gallina! ¡Allá afuera hay una gallina! ¡Ayúdenme... una gallina!
Alarmados los asistentes, le abren la puerta y Agúndez corre por los pasillos del manicomio hasta que entra de regreso a la oficina del director, gritando:
—¡Una gallina, una gallina!
—A ver, a ver... cálmese, Agúndez. ¿No habíamos quedado en que usted era un hombre y no un grano de maíz?
—Sí, doctor... Eso no es problema. Yo sé perfectamente que soy un hombre y no un grano de maíz. Pero... ¿lo sabrá la gallina?

Carnitas

Una mañana llega muchacha a un puesto de carnitas y, fumando, le pide al encargado:
—Dos de maciza, por favor.
—Cómo no, en seguida están. ¿Bien escogidita?
—Oh, te vale madre cómo venga, ¿no?

Cuba

Llega un sociólogo gringo a Cuba, y como parte del trabajo de campo necesario para su estudio comparativo, va a entrevistar a los campesinos que hacen la zafra de la caña. Se acerca a uno de ellos y le pregunta:
—Díceme, señor, ¿cómo ha sido su vida en la campo de Cuba bajo el nuevo régimen socialista?
—Mira, chico —contesta el campesino—, yo no me puedo quejar.
—¡Oh...! ¿Eso querer decir que usted llevar un modo de vida suficiente?
—No, chico, de ninguna manera. Eso quiere decir que si me quejo, me fusilan.

Pizzas

Llega 50 Cent a una pizzería, acompañado de dos muchachas, y le dice al encargado:
—Dos pizzas hawaiianas, por favor.
—En seguida, señor —dice el encargado, y pregunta—: ¿Familiares las dos?
A lo que el rapero contesta:
—No: son dos putas hambrientas.